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29 de agosto de 2014

Los orígenes de la cultura - Última parte


4 - El problema del incesto:



“He  aquí,  pues,  un  fenómeno que presenta  al  mismo  tiempo  el  carácter distintivo  de  los hechos de  naturaleza  y  el  carácter  distintivo  -teóricamente contradictorio  con  el  precedente-  de los hechos  de  cultura.  La  prohibición del  incesto posee,  a  la  vez,  la   universalidad  de  las  tendencias y  de  los instintos y  el  carácter  coercitivo de  las leyes  y  de  las  instituciones.  ¿De  dónde proviene?  ¿Cuál  es  su  ubicación y  su  significado?”

La regla que prohíbe el incesto adquiere una relevancia importantísima en lo que nos ocupa, es ella el fundamento del pasaje de la naturaleza a la cultura, como ya vio Freud. Como cultural, es una norma establecida por todos los hombres; como natural, expresa el instinto de supervivencia humano y, además, sus objetivos van más allá de lo marcado por la sociedad o la cultura.

Suponemos que el instinto sexual es natural pero por sí solo no indica el paso a lo cultural.

Lévi-Strauss somete a crítica una cantidad considerable de teorías que expusieron al respecto distintos antropólogos. En lo fundamental todas cometen el error de no asistir a la raíz del asunto y de pasar por alto la imposibilidad de conocer profundamente la motivación de la prohibición. Estas respuestas se dividirán en aquellas basadas en que la prohibición del incesto toma elementos compartidos tanto naturales como culturales, otros puramente natural y otros cultural.

Lévi-Strauss dirá que esta prohibición no toma ni de la cultura ni de la naturaleza, sino que es el momento fundamental en el cual se realiza el pasaje de lo natural a lo sociocultural.
Por un lado, esta prohibición pertenecería a la naturaleza ya que es un horror universal pero tendría su parte de cultural atendiendo a que se impone en determinadas ocasiones que no dependerían “naturalmente” de ella.
La naturaleza, mediante esta prohibición, se desvanece o realiza su simbiosis en la primigenia estructura cultural, integrando a su vez nuestra cualidad animal en una conciencia que conformaría nuestro mundo psíquico.

Resulta de esto una clara semejanza con lo que planteaba Freud en “Tótem y tabú” y proclama la imposibilidad de la sociología por alcanzar una explicación al respecto:

“El análisis decepcionante al cual nos acabamos de dedicar explica, por lo menos en parte, por qué la sociología contemporánea prefirió a menudo confesar su impotencia antes que afanarse en una tarea que parece haber obstruido sucesivamente todas las salidas. En vez de admitir que sus métodos son inadecuados pues no permiten enfrentar un problema de esta importancia e iniciar la revisión y el reajuste de sus principios, proclama que la prohibición del incesto está fuera de su dominio.”


Conclusión:


En Lévi-Strauss el a priori de la cultura, es decir, su condición de existencia, se encuentra en la prohibición del incesto. Hablando en términos kantianos sería su estructura trascendental.
En ese caso, estas estructuras harían existir la cultura.
La prohibición del incesto se sitúa en un ámbito previo a la cultura, es decir, primero es el incesto, después sucede la cultura y sin incesto no puede darse de ninguna manera. De la misma manera Freud lo dirime, salvadas las distancias, (pues él basará parte de su teoría psicoanalítica en ese hecho)  la construcción del sujeto legislado es siempre realizada a partir de la prohibición del incesto. Esa estructura recogería de igual manera a todas las sociedades que ha habido a lo largo de la humanidad, desde las más antiguas hasta las contemporáneas.

Es la relación misma la que instituye la cultura. Pero llegados a ese punto, estaría de más el estudio de ese a priori cultural universal y primigenio.

Se deberían dedicar los esfuerzos a comprobar cuáles son los elementos creadores de la diferencia de unas y otras culturas, de esas estructuras trascendentales que van surgiendo a lo largo del tiempo y que producen la enorme variedad de elementos positivos de la cultura que, en primer término, somos nosotros mismos.

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